Esta crisis del coronavirus no va a concluir hasta el momento en que tengamos una vacuna eficaz. Esta idea se repite una y otra vez desde hace semanas y es algo rigurosamente cierto. Podemos resguardarnos mejor o bien peor, pero necesitamos que llegue la vacuna.
abril 2020
También podemos adoptar medidas de confinamiento forzoso o bien de distanciamiento social voluntario, podemos emplear mascarillas y guantes toda vez que nos aventuremos alén de la puerta de nuestro hogar, podemos culpar al vecino o bien al Gobierno…
Todo será en vano porque en realidad el mal prosigue ahí, aguardando pacientemente para entrar en nuestras células y multiplicarse. Solo la vacuna resolverá claramente y dejará que pasemos página en el libro de esta pesadilla.
Hoy en día hay decenas y decenas de laboratorios repartidos por el planeta que trabajan a contrarreloj. En ello hay un interés humanitario y económico. La primera empresa que lo logre va a poder explotar la patente y ganar con ella grandes cantidades de dinero.
Las patentes, que pueden ser útiles en otros campos y con otras enfermedades, acá pueden retrasar y complicar la difusión de una vacuna que salvará millones de vidas y que ha de ser accesible y estar libre en el mundo entero.
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