Más que robots: Un futuro de participación y elección…
El futuro de la ciudadanía
El futuro de la ciudadanía es construir su propia red de confianza a través de: Facebook, Twitter, YouTube y blogs. Otros sitios como Foursquare están ganando terreno en el mundo empresarial.
Futuro B
En un futuro, si nos descuidamos, puede llegar a prevalecer un régimen totalitario. Temerosos de que las crisis empeoren – climática, sanitaria y económica, muchos ciudadanos aceptan el trato que les ofrece el “hombre fuerte”: su protección a cambio de una lealtad incuestionable como “súbditos”. Lo que sigue es la abdicación del poder, la elección o la responsabilidad personal. En otro futuro, todos somos “consumidores” y la autosuficiencia se convierte en un deporte extremo.
Todas las organizaciones, desde las empresas hasta las organizaciones benéficas y el gobierno, nos ofrecen opciones. Todas se reducen a proveedores de productos y servicios. Este relato del consumidor nos lleva al Futuro B, el futuro de las fugas marcianas. En cuanto al Futuro A, este futuro orwelliano corresponde al retorno de la “historia del súbdito”, como en “súbditos del Rey”. En esta historia, el líder es el que más sabe, marcando el camino a seguir y declarando nuestros deberes. Los demás somos inocentes e ignorantes de las cuestiones importantes.
+ en: Cómo podremos reemplazar las sociedades moldeadas por los multimillonarios de Sillicon Valley
El futuro es sencillo: se trata de atender las necesidades de los ciudadanos de forma conectada y cooperativa, aunque parezca complicado. El reto no es que el futuro ciudadano sea difícil de encontrar o complicado de articular. Es sencillo, está arraigado en una verdad profunda y surge en todas partes. Pero está oculto, porque cada día la gente se cuenta otras historias sobre la sociedad y su papel en ella. Críticamente, las instituciones refuerzan estas otras narrativas, quitándole oxígeno a la imaginación, haciéndolas parecer las únicas posibilidades.
