Hablo mucho de esto en este blog. Es como me encanta viajar y cuando puedo, el camping y otras variantes son mi elección. Mucha gente se plantea si el camping es una opción aceptable para primera residencia. Es difícil contestarse a esa pregunta pero podemos comenzar estudiando hechos como el del camping Municipal de Zaragoza,en el barrio de Rosales del Canal, que ha decidido permitir las estancias por temporadas largas.
Ya sabemos que la ley no permite establecerse por un período superior a 11 meses y bla, bla, bla. Pero por otro lado, es que no es barato, pues 400 euros por un mes es lo mismo que puede costar un alquiler de un piso con más comodidades en la mayoría de las ciudades del país. Sí es una opción, sin embargo, para quien desea, por el mismo precio, vivir de una forma alternativa a la tradicional. Alejarse del ruido y el bullicio de la ciudad y vivir en plena naturaleza. Y algo muy importante, establecer nuevas amistades que seguro se dan en un camping de una forma más rápida, sencilla y natural.
En este camping de Zaragoza hay jubilados, nacionales y extranjeros, que han decidido vivir de una forma más relajada. Hay también estudiantes universitarios y grupos de amigos compartiendo vivienda. Pasean, pescan, usan de la piscina, se conocen, conviven al aire libre con sus vecinos… Es muy distinto.
Hay también divorciados, que encuentran en esta forma de vida un remedio a la soledad que se les cierne después de la ruptura. Todo es ambiente familiar, tranquilidad, y disfrutar de la naturaleza y la libertad.
Y hay otros camping, como el Pirineos, cerca de Jaca, compuesto por unos socios que se juntaron para acondicionar y “urbanizar” una parcela. Son ya más de cincuenta socios y tienen de todo: bosque, wifi, pistas deportivas, gimnasio… Viven en parcelas de unos 150 metros cuadrados y, aparte de lo que pagaron como inversión, les cuesta 800 euros cada año para mantenimiento y servicios.
Pero también hay opciones para ricos, o para los que buscan siempre el glamour en todo. Se trata en este caso del fenómeno bautizado como ‘glamping’. Para ellos hay ahora espacios en mitad de la naturaleza pero con todas las comodidades que pueda tener un hotel. Hay casas en los árboles, vagones de tren y una amplia variedad de lugares para acampar de lujo.
En Alicante, por ejemplo, está el camping Casa del Mundo, unas caravanas de madera con todo lujo de detalles. Otro ejemplo es Glamping Tipiwakan, en Cataluña, un camping al estilo lejano oeste, con las famosas tiendas tipi como estrellas. Y hay mucho más, pero lo seguiremos contando en otra ocasión.
