Política y mediocridad: los partidos premian la lealtad sobre el talento.

Política y mediocridad: ¿por qué los partidos premian la lealtad sobre el talento?

Siempre me ha fascinado la facilidad con la que la política convierte a gente corriente en pequeños dioses y, al mismo tiempo, a los mejores en figuras irrelevantes. Es como una fábrica donde las piezas defectuosas acaban en el escaparate, mientras que las de calidad se quedan en el almacén. Lo he visto de cerca, dentro del PSOE, y también en IU y Podemos, pero sería ingenuo pensar que esto es un mal exclusivo de un solo partido. En realidad, es el signo de nuestro tiempo, de nuestro sistema, de nuestra forma de hacer política.

Nos gusta pensar que los partidos son espacios de debate, de confrontación de ideas, de mejora colectiva. Pero la verdad es otra: los partidos son empresas de colocación, y su principal criterio de ascenso no es la inteligencia, ni la honestidad, ni el compromiso, sino la lealtad. No al ciudadano, claro, sino a la cúpula.

Las reglas del juego: jerarquía, servilismo y listas cerradas

La política, al menos en España, funciona como una estructura piramidal donde los de abajo aspiran a subir y los de arriba se rodean de quienes no les hacen sombra. Si tienes ideas propias, si eres brillante, si dices lo que piensas en voz alta… mala suerte. Te quedarás estancado en el escalón intermedio, donde pueden aprovechar tu trabajo pero no darte demasiado poder.

Esto no es casualidad. El sistema de listas cerradas es la mayor obra maestra del control político en nuestro país. Te venden que votas a un partido, pero en realidad estás validando un reparto de cargos hecho en una mesa donde tú no estabas invitado. Da igual que un candidato sea un incompetente con carisma o un gestor brillante con alergia a los focos: si no cuenta con el favor de quien elabora las listas, su carrera política morirá antes de empezar.

¿Resultado? La mediocridad asciende con facilidad, y con ella, la arrogancia de quienes confunden el poder con el mérito.

La desconexión del poder: cuando la política se convierte en marketing

Hay un fenómeno curioso en la política: cuanto más tiempo pasa alguien en el poder, menos parecido tiene a la persona que empezó en política. ¿Qué le pasa por la cabeza a un dirigente cuando se da cuenta de que ya no necesita escuchar a nadie? ¿Cuándo deja de interesarse por lo que realmente piensan los ciudadanos y empieza a obsesionarse con los sondeos?

Pedro Sánchez, por ejemplo, ha sido acusado de ser distante, prepotente, excesivamente calculador. Sus defensores dirán que es la actitud necesaria para sobrevivir en un ecosistema feroz. Sus críticos, que ha perfeccionado el arte de la política como espectáculo, donde lo importante es parecer que se hace algo, más que hacerlo realmente.

Pero el problema no es solo él. El alejamiento de los políticos de la calle es un mal endémico. Y en parte es comprensible: cuando todo lo que te rodea es una burbuja de asesores, de comunicadores, de discursos milimétricamente preparados para gustar, es fácil olvidar qué ocurre al otro lado de la pantalla. El poder es un espejo deformante, y algunos terminan creyéndose la versión idealizada de sí mismos.

Corrupción: la gran mancha que nunca desaparece

Y luego está el elefante en la habitación: la corrupción. El PSOE arrastra el caso de los ERE en Andalucía como una losa, igual que el PP carga con Gürtel. La respuesta de los partidos suele ser la misma: “No somos todos”, “Es un caso aislado”, “La justicia debe hacer su trabajo”. Todo cierto. Pero insuficiente.

Porque lo grave no es solo que haya políticos que roban, sino que los partidos rara vez actúan con contundencia hasta que la justicia los acorrala. Mientras pueden, miran hacia otro lado, protegen a los suyos, dilatan los procesos. Y la gente, que no es tonta, se da cuenta. Por eso la confianza en la política está en mínimos históricos.

¿Hay políticos honestos? Por supuesto. Pero en un sistema que premia la lealtad sobre el talento, el servilismo sobre la independencia y la propaganda sobre la gestión, tienen cada vez menos espacio.

¿Políticos o mafiosos? La línea es más fina de lo que parece

El término “mafia” suena exagerado cuando se habla de partidos políticos, pero ¿acaso no comparten algunos de sus métodos? Protegen a los suyos, castigan a los que desafían el orden interno, mueven influencias para controlar instituciones. Y sobre todo, se aseguran de que el sistema no cambie demasiado, porque si cambiara, ellos también estarían en peligro.

No hablamos de sicarios ni de maletines con dinero en garajes oscuros (o no siempre). Hablamos de redes de favores, de puertas giratorias, de silencios comprados, de ascensos amañados. De la idea de que “así han sido siempre las cosas” y que solo los ingenuos creen que pueden cambiarlas.

¿Hay salida o nos resignamos?

La pregunta final es inevitable: si la política está dominada por la mediocridad, la arrogancia y la corrupción, ¿qué hacemos? ¿Nos rendimos? ¿Nos conformamos con la idea de que esto es lo que hay?

Tal vez la respuesta no esté en buscar políticos “salvadores”, sino en forzar cambios estructurales reales:

  • Listas abiertas, para que los ciudadanos puedan premiar a los mejores y no a los más serviles.
  • Más transparencia interna en los partidos, para que las decisiones no las tomen siempre los mismos.
  • Fin a las puertas giratorias, porque no es normal que un ministro pase a trabajar para la misma empresa que antes debía regular.

No son ideas revolucionarias. Son medidas básicas que harían la política más limpia, más justa y menos monolítica.

Pero claro, ¿quién de los que están arriba va a querer cambiar las reglas de un juego que llevan años aprendiendo a ganar?

8 / 100 Puntuación SEO

ALTERNATIVAS NEWS - El Diario Futurista del Planeta Tierra te cuenta la Actualidad desde un Punto de Vista VANGUARDISTA PONIENDO EL FOCO EN EL FUTURO.

PUBLICIDAD

Si quieres un post patrocinado en mis webs, un publireportaje, un banner o cualquier otra presencia publicitaria, puedes escribirme con tu propuesta a direccion@zurired.es

Deja una respuesta

Previous Story

El precio personalizado: ¿avance económico o una trampa invisible?

Next Story

Huawei está liderando la transformación digital con tecnologías futuristas

Latest from NEWS - LO MAS NUEVO