Estos son días que prueban a cada líder, local, estatal y nacional. Se les solicita a cada uno de ellos que tome grandes resoluciones de vida o bien de muerte, mientras que conducen mediante la bruma, con información imperfecta.
marzo 2020
Todos en el asiento trasero les chillan. Se supone que todos y todas tienen buenas pretensiones pero muchos de nuestros negocios cierran y millones empiezan a ser despedidos en cada país. Ciertos especialistas empiezan a preguntar: «¡Aguarden un minuto! ¿Qué diablos hacemos? ¿A nuestra economía? ¿A nuestra próxima generación? ¿Es esta cura, aun por un corto tiempo, peor que la enfermedad?
Comparto estas preguntas.
Nuestros líderes no vuelan totalmente ciegos: trabajan por consejo de epidemiólogos serios y especialistas en salud pública. No obstante, todavía debemos llevar cuidado con el »pensamiento grupal«, que es una reacción natural mas peligrosa al responder ciegamente a una crisis nacional y mundial.
¿Hay otra forma?
De las mejores ideas que he encontrado fue la ofrecida por el doctor David L. Katz, el directivo creador del Centro de Investigación de Prevención Yale-Griffin financiado por los CDC de la Universidad de Yale y un especialista en salud pública y medicina precautoria. Katz escribió un artículo de opinión en The Times el viernes. Arguyó que tenemos 3 objetivos en este momento: salvar tantas vidas como podamos, asegurarnos de que nuestro sistema médico no se vea abatido, y cerciorarse de que en el proceso de conseguir los 2 primeros objetivos no destrocemos nuestra economía. ¿Tarea imposible? Y a resultas de eso, ¿aún más vidas?
Arguyó que, por estas razones, debemos pasar de la estrategia de »interdicción horizontal« que estamos desplegando ahora, limitar el movimiento y el comercio de toda la población, sin tener en consideración los peligros variables de infección grave, a una intervención más »quirúrgica«. estrategia de »interdicción vertical«.
Un enfoque vertical quirúrgico se centraría en resguardar y raptar a aquellos de que tienen más probabilidades de fallecer o bien tener daños en un largo plazo por la exposición a la infección por coronavirus, o sea, los ancianos, las personas con enfermedades crónicas y los inmunológicamente comprometidos, al paso que esencialmente se trata al resto de la sociedad de la manera en que siempre y en toda circunstancia nos hemos enfrentado a amenazas familiares como la gripe.
En fin, cirugía, no entrar con el hacha como si no hubiera un mañana…
Origen: Opinion | A Plan to Get America Back to Work
