Este artículo trata de las cantidades de uranio empobrecido radioactivo, que dejaron en Irak los ocupantes del país a los que Bush y Blair enviaron. Como se sabe Marines, La fuerza aérea y la Marina utilizaron, según planes del Pentágono, alrededor de 1815 toneladas de uranio. Eso es una barbaridad.
En todo el relato se habla del armamento norteamericano invariablemente en base a componentes de uranio empobrecido, que es el tipo de material que -como nuevo-, se empezó a utilizar en la guerra Irán-Irak (los Estados Unidos apoyaban entonces a Irak con armas y municiones). Luego el Presidente Clinton fue el jefe de las fuerzas aliadas en el conflicto étnico que enfrento a serbios de Milosevic contra musulmanes, bosnios, croatas y otras minorías en la guerra de los Balcanes y el uranio empobrecido fue su brazo derecho.
Y cuando el presidente Bush invadió Irak, casi toda la munición norteamericana, granadas de los tanques, misiles de medio y de largo alcance, bombas antipersonales, bombas inteligentes, obuses, misiles de crucero y cualquier cosa diseñada para ayudar al bando anglo-norteamericano «en nuestra guerra contra ellos»(Bush), contenía uranio empobrecido. Mucho uranio empobrecido.
En el caso de un misil de crucero, podría contener tanto como 365 Kg. de uranio. En este artículo se calcula la cantidad de uranio empobrecido radioactivo que los «boys» aliados, en representación de los ciudadanos de Estados Unidos y el Reino Unidos utilizaron en Irak.
Hechos los cálculos resulta que han usado de acuerdo, más o menos, según cifras del Pentágono, alrededor de 1815 toneladas de uranio.
Hoy día la gente no tiene ni idea sobre cuánto, de cualquier cosa, son 1815 toneladas y mucho menos de polvo de oxido de uranio empobrecido (UOD), que es en lo que el uranio se convierte cuando es disparado o explotado. Bastaría decir que es igual a 1.333 camiones o vehículos que pesen 1.360 Kg. cada uno. Lo que significa muchos vehículos; pero podemos imaginar lo que parecería un estacionamiento con 1.333 camiones. Es decir que era como si se tratara de una gran operación con pretensiones industriales. Y cuyas consecuencias duran.
Esparcir 18.145 toneladas de polvo de uranio radioactivo (RUD) en el suelo de Irak (440.000 km2, aproximadamente como España) fue algo sistemáticamente pensado ¿a propósito?. ¿Fue sólo un accidente?. Nosotros, los ciudadanos de los Estados Unidos, por medio de nuestros hijos en el ejército, lo hicimos adrede.
Cuando las balas, misiles o bombas de uranio empobrecido impactan algo o explotan, la mayor parte del uranio inmediatamente se convierte en pequeñísimas partículas, demasiado finas para verlas a simple vista (esto se llama oxido de uranio y es la parte peor de lo que se hacía). Cuando las tropas americano-británicas o iraquíes respiran aunque sea sólo una ínfima cantidad, aunque sea algo tan ligero como un gramo, equivale a hacerte una radiografía cada hora para el resto de tu vida.
El uranio empobrecido no puede ser eliminado, no hay tratamiento ni cura. Permanecerá y sobrevivirá a la vida de los cuerpos de los veteranos marines y de los iraquíes, porque como pueden ver, dura virtualmente para siempre.
Pero es peor aún. Parece ser que un almirante, antiguo jefe de la armada de India, quiso saber cuánta radiación representaba esto. Quería también expresar la cantidad en una cifra que el mundo, especialmente los no-norteamericanos pudieran entender con facilidad.
El almirante decidió averiguar cuántas bombas de plutonio de Nagasaki se necesitarían para incluir el equivalente a las 1815 toneladas de uranio empobrecido volatilizado en Irak en el año 2003. También quería saber cuánta radiación fue esparcida durante los últimos cinco años de las guerras nucleares norteamericanas, las llamadas Cinco Guerras Radioactivas Nucleares.
Esto fue algo sencillo para alguien como el jefe naval del estado mayor de un país miembro del Club Nuclear. El uso de la bomba de Nagasaki como medida fue un bombardeo particularmente horrible. Para los norteamericanos que no lo saben, las fuerzas militares de Estados Unidos lanzaron dos bombas nucleares sobre Japón al final de la II Guerra Mundial. El resto del mundo lo recuerda.
Una bomba atómica fue lanzada sobre la ciudad de Hiroshima y la otra en Nagasaki, tres días después. Alrededor de 170.000 a 250.000 personas fueron vaporizadas o incineradas de inmediato. El Departamento de Energía aún califica las detonaciones en Hiroshima y Nagasaki como experiencias.
Hace un mes el Almirante dio la información en una conferencia científica en la India. Este artículo es el primer reporte de esos datos en Estados Unidos.
En la India el Almirante calculó la cantidad de radiación de la bomba de Nagasaki y la comparó con la cifra de 1815 toneladas de uranio empobrecido regado en Irak durante la guerra en el 2003. Ahora, las cosas se han complicado mucho más, pero eso fue lo que “los expertos” hicieron en la India.
¿Cuántas bombas de Nagasaki se requieren para igualar la radiación del 2003 en Irak? Respuesta: alrededor de 250.000 ¿Cuántas bombas de Nagasaki se requieren para igualar la radiación de las últimas Cinco Guerras Radiactivas Nucleares Norteamericanas? Respuesta: alrededor de 400.000.
¿Quién podría hacer algo semejante?
Nosotros. El único pueblo en la historia comprometido en guerras nucleares es el norteamericano, los ciudadanos de Estados Unidos. Supuestamente los alemanes y los japoneses también querían iniciarse en guerras nucleares, excepto que los militares norteamericanos les ganaron la delantera, por decir algo.
Académicos respetables podrían debatir toda la vida acerca de si Her Hitler, Führer del III Reich, hubiera utilizado municiones de uranio empobrecido en su guerra, en el caso de que el armamento hubiese estado disponible. Ciertamente. Los alemanes en esa época sabían lo mismo que nosotros sobre guerras con uranio. Parecería indudable que Adolf Hitler hubiese ordenado el uso de municiones de uranio allí aunque el teatro de guerra estaba muy cerca de la madre patria, la Alemania Nazi.
En 1943 un general norteamericano de nombre Leslie Groves estuvo a cargo de la operación de fabricación de la bomba, llamado el Proyecto Manhattan. El Departamento de Guerra sabía exactamente para lo que servían las granadas y bombas de uranio.
Si no hubiesen detonado el armamento nuclear en Japón, la utilización de granadas y bombas de uranio hubiese sido el plan alternativo. Fue sólo durante la presidencia de Ronald Reagan en 1981, cuando el nuevo Departamento de Estado (antiguo Departamento de Guerra) revivió las mortales granadas, bombas y misiles de uranio radioactivo. No es extraño el sobrenombre popular de Ronnie-Ray-Gun.
En 1943 los militares norteamericanos también conocían los síntomas del envenenamiento por radiación que comienzan con irritación de garganta hasta llegar a la agónica muerte de ser abrasado.
En su discurso del 2003 en el portaviones State of the Union, el Presidente Bush prometió invadir y atacar muchos países. Por alguna razón algunos norteamericanos confundidos no le creyeron, o ¿pensaron que estaba exagerando?. El resto del mundo tenía poderosas razones para creerle y temerle.
Para no preocupar a los norteamericanos, el Pentágono aún tiene mucha materia prima para fabricar municiones de uranio. 77.000 toneladas están almacenadas en sus 103 plantas nucleares, y un asombroso 1.500.000 en numerosos laboratorios de armamento nuclear e instalaciones similares en los Estados Unidos.
Cada planta nuclear que genere desechos constituye otros 113 Kg. diarios de material radioactivo para fabricar granadas, bombas y misiles. Sin querer ahondar más en el asunto, esto es suficiente para llevar a cabo 288 gloriosas campañas como las de la Guerra Nuclear en Irak del 2003.
El autor de este reportaje es Bob Nichols, veterano periodista de Oklahoma, padre de un soldado norteamericano. Colabora entre otras publicaciones de la red en Online Journal y America Held Hostage