Arabia Saudita y la inteligencia artificial: ¿Un futuro sin petróleo o una fantasía futurista?
La inteligencia artificial en Arabia Saudita ya no es una simple aspiración, sino una realidad en construcción. Desde sus imponentes desiertos hasta los rascacielos espejados de Neom, el reino está apostando por una transformación digital que promete llevarlo más allá del oro negro. Pero ¿qué tan viable es este sueño futurista? ¿Es posible alimentar centros de datos de IA con energía 100% limpia? Y lo más importante: ¿puede Arabia Saudita liderar la revolución digital en Oriente Medio sin depender del petróleo?
Vamos a sumergirnos en esta historia de ciencia ficción hecha realidad, donde las promesas tecnológicas chocan con la crudeza del mundo físico.
Neom: La ciudad futurista que desafía la lógica
Si existe un símbolo de la ambición digital saudí, es Neom, el megaproyecto que pretende ser la primera ciudad del futuro completamente impulsada por inteligencia artificial. Su joya más llamativa, The Line, es un delirio arquitectónico de 170 km de largo, dos paredes de vidrio colosales reflejando el sol del desierto y un sistema urbano sin automóviles, donde todo está a cinco minutos de distancia.
En los papeles, suena como una utopía sacada de un libro de ciencia ficción. Pero también hay algo inquietante en el aire: ¿realmente se puede construir algo así en medio de la nada? Algunos informes recientes han ajustado las expectativas: de los 1.5 millones de habitantes planeados, la previsión más realista para 2030 es de apenas 300,000 residentes.
La diferencia es abismal. ¿Problemas de financiamiento? ¿Dificultades técnicas? La gran apuesta de Arabia Saudita tiene una fecha de caducidad si no logra sostener el ritmo de inversión y desarrollo. Pero hay más en juego que solo un experimento urbanístico.
La inteligencia artificial como la nueva «fuente de riqueza»
Arabia Saudita quiere que la inteligencia artificial represente el 12% de su PIB en 2030. Para lograrlo, ha lanzado proyectos masivos como DataVolt, que invertirá $5,000 millones en la construcción de centros de datos de IA, supuestamente alimentados por energía 100% renovable.
Pero aquí es donde las cosas se ponen interesantes (y complicadas).
Los centros de datos consumen cantidades monstruosas de electricidad. Para sostener el de Oxagon, la ciudad industrial de Neom, se necesitarían paneles solares cubriendo 40 km² solo para mantener las luces encendidas. A esto se suma otro problema: el agua. Arabia Saudita depende de plantas desalinizadoras que, irónicamente, se alimentan de combustibles fósiles. ¿Cómo concilia esto con la promesa de energía limpia?
Es un dilema que ningún render futurista puede resolver con un filtro azul y una tipografía elegante.
¿Energía 100% limpia o una utopía costosa?
Aquí entra en escena la pregunta clave: ¿cómo se va a alimentar esta infraestructura digital sin depender del petróleo? El plan saudí se basa en tres pilares:
- Energía solar y eólica: Grandes parques renovables, pero con un desafío de intermitencia. El sol no brilla de noche y el viento no siempre sopla.
- Plantas de hidrógeno verde: La gran apuesta de Arabia Saudita, con una de las mayores instalaciones del mundo en construcción.
- Energía nuclear: A pesar de que no se menciona mucho, es el elefante en la habitación. Otros países están explorando la energía nuclear como fuente confiable para los centros de datos, pero Arabia Saudita aún no tiene plantas nucleares operativas.
La ironía es que, mientras Arabia Saudita promete un futuro libre de carbono, su economía sigue dependiendo del petróleo para costear estas megaobras. Es un círculo vicioso difícil de romper.
Carrera tecnológica en el Golfo: ¿Quién liderará la revolución digital?
Arabia Saudita no está sola en esta carrera. Emiratos Árabes Unidos (EAU) también está invirtiendo fuerte en inteligencia artificial, con proyectos como el mayor centro de datos de IA de Europa en Francia (1 gigavatio de potencia).
Frente a esto, Arabia Saudita ha respondido con:
- $40,000 millones en inversión en IA hasta 2030.
- Creación de SDAIA, una autoridad gubernamental para datos y algoritmos.
- Formación de 20,000 especialistas en ciencia de datos para 2025.
Sin embargo, hay una gran diferencia entre invertir dinero y crear un ecosistema tecnológico autosuficiente. Mientras Emiratos Árabes ha logrado atraer talento internacional y construir un modelo de negocios basado en la innovación, Arabia Saudita aún depende de tecnología extranjera y enfrenta restricciones de exportación de chips avanzados.
Este último punto es crucial: sin acceso a los chips H200 de Nvidia (los más avanzados para IA), el desarrollo de modelos propios será un desafío monumental.
¿Un futuro de innovación o un espejismo digital?
La visión de Arabia Saudita es ambiciosa, audaz y, en muchos aspectos, admirable. Pero también está llena de preguntas incómodas:
- ¿Realmente puede construir Neom a la escala prometida, o se convertirá en otra ciudad fantasma del desierto?
- ¿La energía renovable es suficiente para alimentar su infraestructura digital, o terminarán recurriendo al petróleo y la energía nuclear?
- ¿Podrá atraer y retener talento tecnológico sin caer en la dependencia de Occidente?
Hay un punto en el que la arquitectura futurista y la IA dejan de ser promesas atractivas y se convierten en desafíos de ingeniería y economía reales. El tiempo dirá si Arabia Saudita logra reinventarse o si sus ciudades futuristas terminan siendo ruinas tecnológicas en el desierto.