¿CUANDO VAMOS A REPENSAR LA DEPENDENCIA ECONÓMICA DEL TURISMO?

¿CUANDO VAMOS A REPENSAR LA DEPENDENCIA ECONÓMICA DEL TURISMO?

Es un debate de hace tiempo que no parece vaya a darse por zanjado en el futuro próximo. La dependencia económica del turismo sigue siendo el problema…

O al menos uno de los más importantes en países como España. En parte es por nuestra fuerte dependencia del turismo por lo que se han lanzado voces en el sentido de que debemos cambiar el modelo productivo. Verdaderamente esto no es del todo así, no son las cosas así de sencillas, y es un modo de pensar extremadamente peligroso para los millones de personas que en España dependen del turismo internacional.

El turismo es nuestra ventaja a nivel competitivo

Si hubo un país hecho para el turismo es España. Está bastante cerca de otros países desarrollados como Francia, Alemania, R. Unido, el Benelux, Suiza, Irlanda y Escandinavia, con lo que venir aquí no habitúa a suponer un inconveniente para ellos gracias a las aerolíneas de bajo costo, o incluso por carretera optando por alquilar un vehículo o en tren.

España tiene un tiempo caluroso y seco la mayor parte del año, con lo que ofrece un clima ideal para disfrutar de la playa. Para aquellos que desean un turismo que no es de playa, existen decenas de ciudades históricas y miles de pueblos pintorescos o montañas en las que recorrer caminos.

Todo muy instagrameable, incluso hay chinos que hacen sus fotografías de preboda en España por sus escenarios históricos, muchos de ellos protegidos con fuertes leyes, no solo por conservar el patrimonio, sino por mantener su atrayente turístico. De forma auxiliar nos hemos esforzado mucho en ser los mejores del mundo.

Podemos ofrecer un modelo eficiente en costo en Benidorm o un modelo lujoso en Marbella. Tenemos una infraestructura desarrollada para traer a millones de personas todos los años, alojarlas, alimentarlas y entretenerlas. Las discos de Ibiza atraen a los mejores DJs del planeta, pero la vida nocturna es rebosante en prácticamente cualquier lugar.

Todo ello en uno de los países más seguros del planeta, por lo menos en crímenes violentos. Aparte de esto el país es estable. De verdad el modelo de turismo de España es un modelo de estudio por otros países. Un cambio de modelo productivo llevará al menos diez años, y hacen mucha falta los ingresos del turismo.

Un cambio de modelo productivo

No es una cosa que pueda hacerse de un día para otro. Los que afirman que se debe mudar el modelo productivo lo aseveran como si fuera posible hacerlo de manera fácil. Un cambio de un modelo productivo requiere una visión de estado a largo plazo, con lo que debería ser inmune al vaivén político.

Sin una visión a largo plazo, no es posible un cambio de modelo productivo. Para hacer un cambio de modelo productivo son precisos los ingresos del turismo. Estos impuestos se pueden invertir en estado del bienestar, pero además en I+D, contratos admisibles a los estudiosos, aceleradoras de empresas, infraestructuras que puedan faltarnos, etc.

Lo privado además transfiere las rentas del turismo a otros campos. No vamos a mudar el modelo productivo sin unos ingresos del turismo. Un cambio de modelo productivo no es la solución a nuestros inconvenientes. Todas estas personas que viven del turismo precisan una solución al empleo ya.

El turismo es más simple que un quimérico nuevo modelo productivo en diez años. No parece que sea malo tener un modelo productivo que aprovechando las condiciones actuales pueda ofrecerles un empleo a millones de personas. Siempre y en todo instante se dice que es necesario un cambio de modelo productivo y una «reindustrialización», pero lo cierto es que la industria nunca ha sido la mayor fuente de empleo desde hace décadas en ninguna parte del mundo. Quienes dicen eso no conocen nada de la economía. 

Las nuevas tecnologías hacen que cada vez sean menos precisos los trabajos en la industria, pues las máquinas cada vez hacen más cosas. Si es cierto por otro lado que buena parte de nuestros inconvenientes se resolverían con más empleo y que hace cierto tiempo que se planteó un modelo de servicios avanzados que ningún gobierno ha intentado conseguir.

Los destinos precisan turistas y los turistas se trasladan al destino para vivir una experiencia turística. Y merced al Covid diecinueve, nos hemos dado cuenta de la enorme magnitud que engloba el turismo, tanto económica como socialmente. Del mismo modo, somos conscientes de que el turismo supone una cierta relación de dependencia.

Cuando los turistas se trasladan al destino para vivir una experiencia turística atisbamos el futuro con optimismo y la idea de perder nuestra situación turística ideal acostumbra a ser poco probable. En consecuencia, el Coronavirus ha sido un hecho sin precedentes para toda la industria turística, que nos ha convidado a despertar del sueño y revisar que nuestros destinos asimismo pueden quedar vacíos.

Jamás antes habíamos presenciado una demanda nula, con limitaciones de movilidad y medidas de distanciamiento social poco comunes en la industria de la hospitalidad. En nuestros días, la industria turística está supeditada a las nuevas reglas del juego que plantee el virus.

Así, tras digerir las consecuencias asoladoras de la pandemia en el campo turístico, es el instante de encarar esta situación de forma positiva. Para esto debemos empezar por ser francos y reconocer que existen múltiples inconvenientes o bien situaciones a solucionar en el campo del turismo.

Debemos ir siendo conscientes de que, en un futuro, esta situación puede retornar a nuestras vidas y vaciar nuestros destinos, con lo que vamos a ser cautelosos y no dudaremos en el momento de aplicar cambios que sean ventajosos para el ámbito. Aunque es verdad que el ámbito turístico siempre y en todo momento ha estado caracterizado por la estacionalidad, la interdependencia, la estructura de costos y el ambiente externo, prosigue siendo una industria activa, alterable y de veloz desarrollo.

Confiamos en recobrar los registros precedentes a esta crisis, en el menor plazo posible. Además de esto, ignoramos cuál va a ser el comportamiento de los turistas y de qué manera afectará a la demanda próximamente. Acá es esencial mentar la digitalización, la readaptación de los modelos de negocios y la aplicación de soluciones tecnológicas.

Se trata de respetar nuestros intereses y aplicar políticas apropiadas para el desarrollo sustentable y responsable de los destinos. Sin embargo, no cabe duda de que vamos a salir reforzados de esta situación, con lo que la analizaremos pausadamente para desarrollar las estrategias convenientes de restauración.

De la misma forma, no debemos olvidar la capacitación, la formación y la cualificación del ámbito, como la contribución al desarrollo profesional de quienes son parte. Para salir de esta situación es preciso aceptar la responsabilidad, pues podemos escoger entre una actitud pasiva, a la espera de lo que pueda acontecer, o bien una actitud proactiva.

No debemos de temer al futuro y hay que encarar los cambios, que requerirán un proceso de adaptación y una toma de resoluciones eficiente y eficaz. Probablemente broten esperanzas poco realistas y exageradamente intensas sobre lo que puede suceder, lo que acostumbra a provocar una idealización de la situación.

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