¿Quieres ser una persona feliz jubilada? ¿Hay alternativas para una JUBILACION FELIZ? ¿Sabes cuantos años cotizados se necesitan para jubilarse?
Qué rentabilidad vas a solicitarle a los mercados, qué peligros deberás aceptar y de qué manera administrarlo todo para tener una jubilación feliz. Si está dentro de tus posibilidades ten un buen Consultor Financiero, aunque también puedes recurrir a simuladores para localizar en las páginas de las entidades de finanzas cuál va a ser el instante de escoger el vehículo financiero que, en concepto de comisiones, operativa, posibilidades de rentabilidad y fiscalidad, sea el más eficaz para la etapa en la que te hayas hoy en día. Una de las cosas que se suelen hacer para garantizarse una mejor jubilación es recurrir a Fondos de inversión con mayor rentabilidad.
Si eres una persona ahorradora con un suelo medio y más de cuarenta y siete años empieza a consultar a un profesional cuál es el mejor medio para prepararte de cara a la jubilación. El optar por planes de pensiones o bien por fondos e incluso ETFs es una resolución más relacionada con incentivos fiscales y de liquidez que financiera. Podemos debatir si en la actualidad está la cosa más entre la administración activa y la administración pasiva. Creo que los dos géneros de administración tienen sentido en una cartera. Hay zonas geográficas como USA donde tener un corte a administración pasiva es mejor, al tiempo que en otras zonas geográficas como Europa es mejor tener gestores activos.
Mucha gente opta por formar una cartera diversificada de valores internacionales de dividendos, pueden ser españoles. Las situaciones internacionales podrían incentivar una filosofía de dividendo sustentable y creciente pero ¿cuales están en coste para empezar a internacionalizar? El paso siguiente de quien ya sabe cómo funciona la bolsa de España sería el salto a bolsa europea.
Estamos en un escenario de géneros de interés mínimos y la rentabilidad neta de impuestos debería, cuando menos, ser igual que la inflación que tengamos desde este instante hasta nuestro fallecimiento, si no deseamos perder poder adquisitivo.
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¿Estás soñando con esos días de descanso perpetuo que se acercan? ¿Te imaginas levantándote sin alarma, sin correos urgentes que responder, y sin estrés laboral? Bien, pero espera… ¡Jubilarse no tiene por qué ser sinónimo de inactividad! Desde la jubilación parcial hasta el voluntariado y la educación continua, existen infinitas posibilidades para mantener tu vida tan vibrante y emocionante como siempre. ¿Quieres saber cómo lograr una jubilación feliz y convertir cada día en una nueva aventura? ¡Sigue leyendo y transforma tu visión de la “edad dorada”!
¿Es posible mantener la pasión por la vida después de jubilarse?
La respuesta es un rotundo ¡sí! Mantenerse activo es la clave para una jubilación feliz. Comencemos por explorar el concepto de jubilación parcial. Según Muñoz Molina (2007), la jubilación no tiene que ser un corte abrupto de tus actividades laborales. Reducir gradualmente las horas de trabajo puede permitirte disfrutar de más tiempo libre mientras mantienes ese vínculo esencial con tu vida profesional, evitando así sentirte desconectado del mundo que te rodea.
¿Cómo puede el voluntariado transformar tu jubilación?
Involucrarse en actividades de voluntariado o en la comunidad no solo te da un propósito, sino que fortalece tu salud mental y emocional, como destacan França (2012) y otros expertos. Al sumergirte en causas que beneficien a otros, no solo contribuyes a la sociedad, sino que también construyes una red de apoyo social vital para esos años venideros.
¿De qué manera la educación continua puede enriquecer tus días de jubilado?
Nunca es tarde para aprender algo nuevo. Brown & Chrispino (2017) resaltan la importancia de la educación continua para mantener la mente ágil y activa. Cursos de arte, historia, tecnología, o incluso idiomas pueden abrirte un mundo de interacciones sociales y satisfacción personal. Además, ¡es una excusa perfecta para salir de casa y hacer nuevos amigos!
Explora tus pasiones: hobbies y actividades recreativas
Ya sea jardinería, pintura, música o deportes, dedicar tiempo a tus hobbies puede ser increíblemente gratificante. Giménez & Río (2013) señalan cómo estas actividades no solo son placenteras, sino que también promueven una rutina saludable y llenan tus días de alegría. ¿Qué tal si finalmente te decides por ese curso de fotografía que siempre quisiste tomar, o te unes a un club de caminata local?
No olvides tu bienestar: terapias alternativas y cuidado personal
Las terapias alternativas, como la reflexología, pueden ser complementos maravillosos para tu bienestar físico y mental. Bordes (2013) sugiere que cuidar de tu salud a través de ejercicios regulares, una dieta balanceada y chequeos médicos no solo te mantendrá en forma, sino que también potenciará tu estado de ánimo y energía general. ¿Quién dijo que los años dorados debían ser pasivos?
En definitiva, una jubilación feliz es un collage de actividades significativas, cuidado personal y compromiso social. ¿Estás listo para reinventar estos años y convertirlos en los más vibrantes de tu vida? ¡Elige tu camino y empieza a disfrutar de cada nuevo día con pasión y entusiasmo!
Por otro lado, si eres un inversor muy decidido o bien deseas invertir a larguísimo plazo, vas a tener una rentabilidad aguardada superior en tanto que vas a poder aceptar mayores riesgos. Si, al contrario, deseas aceptar poquísimo peligro, vas a deber admitir una rentabilidad diferente.
Mis consejos son:
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Realiza un plan para el futuro
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Pregunta a un Consultor Financiero
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Sé consciente de que la Pensión Pública no será suficiente
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Comienza a ahorrar a la mayor brevedad
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Crea un recibo mensual en tu cuenta. Planea aportaciones periódicas
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Acepta que la inflación es el contrincante a batir
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Comprende que los mercados financieros son tu aliado para hacer el plan
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Diversifica tus inversiones
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No entres en pavor y respeta el horizonte temporal de tu inversión
Cumpliendo estos puntos y teniendo claro que la cultura del ahorro es la mejor forma de hacer frente a ese futuro dudoso, podemos quedarnos un poco tranquilos. Lo cierto es que cuanto antes seamos conscientes de la realidad, ya antes nos vamos a subir al carro de los retirados felices. La edad adulta es un periodo de la vida que se comienza en la década de los veinte y se alarga hasta la vetustez.
En este camino, la persona acostumbra a atravesar diferentes crisis: las décadas de los treinta y los cuarenta, y el paso cara a la vetustez. Jubilación, programas educativos de adultos, educación y desarrollo, actividad de tiempo libre, vejez… Más que delimitar la edad adulta, hay que pensar en la vejez. Y es que hay varias crisis muy claras: la «crisis de la tercera década», la «crisis de la cuarta década» y el paso a la vejez.
La pérdida de la juventud, la minoración de las capacidades físicas, probar las primeras pérdidas de progenitores, hermanos y amigos, el síndrome del «nido vacío», no son sino causas de lo que subyace en el paso cara a la vejez: el temor.
Se ha nominado a este proceso con diferentes acepciones: «edad dorada», se usa el eufemismo «tercera edad», «adultos en plenitud» y «edad de retiro», entre otros muchos.
Para helenos, chinos, judíos, nipones, romanos y las etnias prehispánicas, la vetustez traía aparejada la virtud de la prudencia. Pero en los tiempos que transcurren la se considera de mal gusto y, consecuentemente, muchos se resisten a llegar a viejos. La vetustez «desaparecerá» y solo van a morir cuerpos «jóvenes», operados, inyectados, implantados. En verdad, en muchas sociedades el principio de la vejez se marca con un criterio socioeconómico; o sea, en el instante de la jubilación, que se reconoce como la etapa de la inactividad económica.
No tenemos tiempo para meditar en los atributos de la vetustez, ni para lamentarnos o bien compadecernos del pasado. Que la persona aprenda una nueva relación entre ella misma y la sociedad, al llegar a la vetustez, es labor educativa. Hay algunas teorías que explican la relación entre la adaptación y el ajuste personal a situaciones propias de la vetustez. La jubilación acostumbra a ser el símbolo social de transición, puesto que tiende a generarse al final de la trayectoria laboral.
Encarar la naturaleza propia de la vejez nos demanda hacer frente al tema de la jubilación y sus implicaciones, en el orden físico, mental y espiritual; prever la parte económica, desde el patrimonio familiar constituido; necesariamente, se requiere ampliar el campo de intereses para una nueva ocupación de actividades, frecuentar a los amigos y organizar distintas actividades culturales, salir de casa y sentarse a gozar del reposo sin sentir culpa por no proseguir en el hacer productivo.