Hacia una sociedad antiedad: La revolución de las canas

Hacia una sociedad antiedad: La revolución de las canas

12/18/2018

Hacia una sociedad antiedad: La revolución de las canas 4La longevidad, entendida como el fenómeno en el que una enorme mayoría de humanos alcanzan edades avanzadas y con buena salud, es un concepto muy reciente. En España, es a inicios del siglo veinte, cuando solo uno de cada 100 habitantes llegaba a los 65 años, pero en 2018, el noventa y cinco por ciento de las personas los superaba. Merced a los avances médicos ya se gozaba de un extra de 15 años de vida.

Esto ha propiciado la aparición de una nueva etapa vital entre los cincuenta y setenta años que se ha bautizado como la generación silver. La revolución de las canas trae un cambio radical pues deja que millones de personas de esta edad prosigan trabajando, ahorrando, creando y consumiendo. Nacen nuevas industrias para servirles y nuevos emprendedores, muchos de ellos sénior, que encuentran ocasiones de negocio donde absolutamente nadie creyó que podía haberlas.

Hacia una sociedad antiedad

Y la gente se lanza a vivir más

Pero sobre todo, mejor. Y en esa búsqueda nos encontramos con cosas como el retinol, que es una potente molécula activa derivada de la vitamina liposoluble de tipo A. Resulta menos irritante que la manera más pura, el ácido retinoico, y es una de las herramientas más activas en la lucha contra el envejecimiento. ¿Los motivos? Que tiene una acción rápida y unos resultados son muy evidentes.

Pero tiene inconvenientes, que son, sobre todo, su inestabilidad, puesto que se degrada de forma fácil en contacto con la luz. Esta es la razón por la cual en general se ofrece en cremas para la noche, puesto que de día debe ir conjuntado con filtros solares para sostener su actividad. Por ello se aconseja su empleo nocturno. Los productos cosméticos que poseen retinol concreto para el día tienen una dosis bajísima y un filtro solar, indispensable cuando estamos utilizando ciertas formas de la vitamina liposolubre A.

Pero volvamos a la esperanza de vida. Quince años más de vida extra es lo que se ha alargado de media la existencia de los españoles en los últimos cuarenta años. A razón de 3 meses más cada año, y ha sido gracias a los avances médicos, científicos y sociales. Es una genuina “disrupción demográfica” que forzará a acometer importantes cambios, en tanto que la sociedad y la economía están planteadas, todavía, para esperanzas de vida más cortas que las que ya vamos a vivir. 

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UNA ECONOMÍA DEL ENVEJECIMIENTO

Se plantea ya una economía del envejecimiento. Más gente trabajando, y por más tiempo, supone que ha de crecer sí o sí la economía, en el terreno de lo global y también en lo particular. Nuestras vidas de antes, las de tres etapas: la infancia, la edad adulta y la vejez, admiten ahora a un nuevo miembro, una nueva etapa entre la edad adulta y la vejez, un extra de unos quince años que no esperábamos. Son 15 años más para vivir con canas pero queremos que sea con calidad de vida. Y eso, amigos y amigas, no está tan claro. 

Todo es muy relativo. Se me ocurre una pregunta ¿llamaríamos anciano a Mick Jagger?

A inicios del siglo veinte sólo uno de cada 100 habitantes de este planeta llegaba a los sesenta y cinco años, pero a día de hoy el noventa y cinco por ciento de la población supera esta edad. Es más, en treinta años España va a ser, conforme a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el territorio más viejo del planeta, con el cuarenta por ciento de la población con más de sesenta y cinco años. Y te doy otro dato dato: la mitad de las niñas, NIÑAS, no NIÑOS, (ayyy las brechas que no se cuentan en los informativos ni en las tertulias) que nazcan en el dos mil dieciocho van a llegar a tener más de cien años.

Visto lo visto, los estados y las organizaciones internacionales que tienen que ver con la economía se han puesto un petardo en el culo para intentar retrasar, por todos los medios, habidos y por haber, el instante de parar de trabajar, o sea, la edad de jubilarnos. En el dos mil treinta, uno de cada 4 españoles va a tener derecho a pensión y la va a percibir a lo largo de una cuarta parte de un siglo. Lo que no solo resulta, dícen, insostenible, sino superfluo. En el libro de que os hablaba al principio se medita sobre conciliar el desarrollo de la fuerza laboral de mayor longevidad con una era que adelanta un creciente paro tecnológico, si nadie lo remedia.  Hay que unir a esto, la creciente robotización que vamos a vivir en las próximas décadas.

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Hay que promover un papel de cooperación entre lo público y lo privado.

Es fundamental que el Estado organice un  nuevo modelo, debe fomentar el ahorro a fin de que los futuros retirados o jubilados tengan capacidad económica suficiente para sostener su nivel de vida y también sigan aportando al consumo nacional, hay que flexibilizar el mercado de trabajo para dar entrada a los mayores con nuevas fórmulas que dejen encajar a estas personas mayores de setenta o años que quieran seguir estando activas. Lo cual no quiere decir que haya que obligar a nadie y, por supuesto habrá de depender del trabajo que haya tenido cada cual, pues no es lo mismo quien tiene un trabajo vocacional y más o menos cómodo y gratificante, que quien se haya pasado cuarenta años trabajando en la mina.  El Estado y las empresas tienen que adoptar esos cambios. 

Necesitamos un movimiento social en positivo para hacer que la población madura sea un recurso valioso y un reto de innovación de desarrollo. 

Y si nos vamos otra vez a cosas que nos pueden ayudar, nos encontramos nuevamente con la Vitamina C. No me canso de decirlo y de repetirlo: puede ser el Milagro Antiedad. Su lista inacabable de propiedades ventajosas para la salud y su estrellato activo en la belleza han puesto a la Vitamina C en el punto de atención, transformándola en indispensable en cualquier tratamiento antienvejecimiento. Identificamos siempre a la naranja con esta excepcional vitamina, sin embargo nos queda mucho por conocer sobre las maravillas que puede obrar en nuestra piel.

Por poner ejemplos: Ayuda a la cicatrización de heridas y quemaduras, acelera el proceso de reparación y regeneración. Es buenísima contra el colesterol en sangre, contribuye a eludir la capacitación de trombos en los vasos sanguíneos y tiene un papel relevante en el metabolismo del calcio. Pero ahí no queda todo, porque es anticancerígena y nos resguarda contra determinados géneros de esta enfermedad, como los cánceres de esófago, páncreas, cuello de útero, piel, cáncer de mama o bien cáncer de laringe.

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¿Te recomiendo una Bebida Antiarrugas?
Pues ahí va. Nada más levantarte, por las mañanas, toma en ayunas, un zumo hecho con dos naranjas. Es una cura infalible contra el envejecimiento prematuro de la piel. Transfórmalo en tu rutina de belleza. Y si aún siendo mayor tienes granos, el limón es un potente aséptico, idóneo para usarlo como tónico en la limpieza diaria. Humecta un algodoncito en jugo de limón y aplícalo en las zonas a tratar. Te alumbra el semblante. 

En fin, que para vislumbrar el nuevo paradigma que nos viene, los autores de este libro que estoy comentando, han acuñado el neologismo, a ver si lo digo bien, ageingnomics, que brota de la unión de las palabras en inglés: envejecimiento (agein) y economía (economic). Un término que abarca una visión edificante y abierta a las ocasiones económicas que ofrece el envejecimiento demográfico. Debemos oponernos a una organización social que parece querer ocultar a los mayores de cincuenta años. Es de necios y de necias basarlo todo, la publicidad, la televisión, la moda, el cine, la política, en los jóvenes, teniendo en cuenta que estos no son el futuro, ni de ellos mismos, que la juventud se pasa rápido, y que la mayor parte de la sociedad va a tener, en breve, más de cuarenta años. 

Para terminar, de momento, porque pienso seguir hablando de esto, deciros que parece ser, que los científicos de este planeta ya han creado una piel artificial que suprime las arrugas y las resguarda del sol, una piel de un solo uso. Un reto científico, un material invisible que tensa la piel y hace que desaparezcan las arrugas. El efecto es inmediato y dura veinticuatro horas. Dicen que te quita de encima más de diez años y que solo hay que extender esta piel transparente, que sostiene un polímero sobre la piel original, y después se pone una crema que actúa como catalizador y se ocasiona la reacción antienvejecimiento que deseamos. ¡Brutal! ¿No?

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