El Derecho laboral es la parte de la ley que se ocupa de regular los derechos y deberes en el ámbito del trabajo humano. Y del Derecho al trabajo, entre otras cosas. Es el conjunto de normas que regulan las relaciones laborales. Pero ya avanzado el siglo XXI pareciera que el derecho va por un lado y la realidad por otro. Cuando menos, parece que hace falta un serio debate sobre cual va a ser el futuro del trabajo.
DEL DERECHO DEL TRABAJO AL DERECHO AL TRABAJO ¿Fin de la globalización?
La robotización y la crisis de la globalización puesta de manifiesto por el auge de ideologías nacional populistas deberían hacernos reflexionar acerca de muchas cosas. ¿Que esta pasando? ¿El mundo se ha vuelto loco, o es que quizás es que las élites no quieren dar su brazo a torcer? No. No vivimos en el mejor de los mundos posibles. Y esgrimir como defensa el miedo a lo desconocido o a fantasmas del pasado no parece ser argumento válido para millones de personas que viven una realidad cada vez peor. Es más, ven al futuro como una amenaza a lo que les pueda quedar del “estado del bienestar”.
Con la crisis, muchas gentes de clases medias se vieron arruinadas o empobrecidas. Muchos trabajadores se quedaron sin trabajo. El despido laboral se convirtió en una triste realidad que sumergió a muchas familias en lo profundo. No es de extrañar que millones de ciudadanos en España y en otros países abrazaran ideas de cambios muy profundos.
Por eso triunfan los brexit, los trump y todos aquellos que cuestionen radicalmente a lo establecido y a los establecidos. Creo sinceramente que debemos apostar por cambios políticos, sociales y económicos muy profundos. Lo que no supone que tengan que ser radicales ni violentos o rupturistas. Si, como cualquier persona pensante e instruida tengo miedo de los populistas que proponen cambios radicales. Pero también tengo miedo a que continúen gobernándonos el mundo los mismos que hasta ahora. Por eso procuro y propongo vigilarlos a unos y a otros con detenimiento.
DEL DERECHO DEL TRABAJO AL DERECHO AL TRABAJO: Nada, no queda nada. Apenas ni palabras…
Ya quedó muy atrás la Revolución Industrial que originó nuestras actuales relaciones laborales. Y al igual que quedó atrás están quedando obsoletas también esas relaciones laborales según las cuales unos pocos invierten y los más trabajan para ellos por un salario. Todo eso está cambiando. Y ese cambio supone cosas tan radicales que no puede sorprendernos que la gente esté absolutamente desorientada.
Cualquier asesor laboral nos contaría sobre las incertidumbres de la gente acerca del futuro de su situación laboral. Ya casi nadie tiene claro que ocurrirá con su empleo en el futuro más inmediato. Lo del trabajo fijo y para toda la vida está desapareciendo.
Ya está pasando que los robots hacen el trabajo de muchas personas. Ya ocurre que hay multinacionales importantísimas en el mundo que solo tienen un puñado de trabajadores “humanos”. Y pasa desde hace ya bastante tiempo que los que trabajan tienen derechos que no son respetados porque prima el “son lentejas, o las tomas o las dejas”.
Antes de la Revolución Industrial las gentes vivían en el campo que trabajaban y daban una parte de la cosecha al dueño de las tierras. Ahora muchas personas volvemos a trabajar desde nuestras casas y damos una parte de nuestras “cosechas” al Estado. Para que garantice una serie de derechos ciudadanos. Las relaciones de trabajo están cambiando.
DEL DERECHO DEL TRABAJO AL DERECHO AL TRABAJO: A todo cerdo le llega su SanMartín y Paco con las rebajas.
Aquellos sindicatos que nacieron en las fábricas no son hoy competentes para gentes que trabajamos de forma freelance. Tampoco para esa legión de autónomos que nadie sabe sabe si son empresarios o trabajadores.
Y poco pueden hacer con millones de personas que trabajan de forma eventual unos cuantos días al año. Esto es la selva, pese a que todavía hay mucha gente a la que le sigue yendo bien y no lo quiere ver. Les llegará también Paco con las rebajas. Y entonces será tarde para lamentaciones.
Por aquellos tiempos en que los sindicatos luchaban en las calles ferozmente para conseguir los derechos fundamentales de los trabajadores el establishment hacía lo mismo que ahora. Reprimía la movilización social, intentaba deslegitimarla, y tildarla de inculta e irresponsable. Las cosas no podían cambiar porque sería el caos… Igual que ahora.
Para mi es evidente que estamos en la misma frontera entre el viejo mundo y uno nuevo, que esperemos sea mejor. Y lo que era ilegal, antinatural, demagogo, populista, etc, dio paso a leyes que regulaban una situación más justa para los trabajadores.
DEL DERECHO DEL TRABAJO AL DERECHO AL TRABAJO: Como se está viendo ya que va a ser el trabajo en el futuro.
Hoy nadie sabe a ciencia cierta como van a ser los empleos del futuro. Pero, lanzo una pregunta ¿Y si no hay empleos sencillamente porque el nivel de robotización es tan brutal que no hace falta que las personas trabajen? ¿Como solventamos lo de la desigualdad social? ¿Permitiremos que unos vivan cómodamente y lujosamente gracias a sus máquinas y otros no tengan ni para comer? Esto si que da miedo ¿verdad? Pues todo apunta a que caminamos hacia ello si no cambian profundamente algunas cosas… en el mundo.
A corto plazo veo que las empresas contratarán trabajos y no trabajadores. Está pasando ya. Tu me haces este trabajo y te pago tanto. Así funciona. De los seguros e impuestos te encargas tu. Y hasta cierto punto es lógico en un mundo en el que la misma empresa es ya algo efímero. Lo que es negocio hoy puede dejar de serlo en cuestión de días. ¿Quien se arriesga así a tener a alguien en plantilla?
DEL DERECHO DEL TRABAJO AL DERECHO AL TRABAJO: Que bonito sería…
Pero no nos asustemos. Si se quiere, todos los cambios pueden redundar en el bienestar común en vez de en lo contrario. Solo hace falta que el poder político, y sobre el poder real pase de un gigante a otro. Del gigante de las corporaciones multinacionales al gigante de la gente organizada. ¿Difícil? No tanto. Está pasando ya y os aseguro que muchas personas que miran y dominan al mundo desde las cúspides de sus rascacielos lo saben y están haciendo todo lo impensable para que no ocurra.
Sin duda alguna una sociedad de personas libres que no tengan que trabajar porque lo hacen las máquinas puede ser una sociedad feliz. ¿Vamos a dejar que se aprovechen un puñado de listos de una oportunidad así? Alguien estará pensando, o comemos todos o aquí no come ni Dios.
Una sociedad así debería cambiar tanto que se movería por otras cosas distintas a lo que conocemos. El dinero ya no sería tan importante como que el poder político garantizase tanto los derechos fundamentales ya no de los trabajadores, sino de la gente, como también sus obligaciones para contribuir al bienestar común. Y ese poder político no podría estar concentrado en una serie de personas, representantes ni gobernantes. Debiera estar repartido al máximo, para que no pudiese significar un peligro para la democracia y el conjunto de la sociedad.
Una sociedad así se volcaría o debiera hacerlo, en la cultura, el ocio y el bienestar común. Puede que sea una utopía, o puede también que sea la consecuencia lógica de una humanidad que ha basado durante demasiado tiempo su progreso en algo tan peligroso y perecedero como el enriquecimiento personal y el negocio.
DEL DERECHO DEL TRABAJO AL DERECHO AL TRABAJO: Señales ¿De alarma, o de esperanza?
La victoria de Trump, el Brexit, el patético espectáculo del PSOE en España, la victoria de los piratas en Islandia. Y muchas realidades más. ¿Podríamos pensar que estamos ante el principio del fin de la globalización? ¿O ante un ascenso de peligrosos populismos? Todo es posible y nada es descartable.
Lo que si está claro es que la globalización es un mal bicho. El derecho a moverse con plena libertad lo han conseguido las mercancías, pero no las personas. Más incluso que las mercancías digamos los activos financieros. La famosa “aldea global” se ha demostrado que solo era para el dinero. Y mientras miles de millones de personas se han quedado sin techo protector. Es ese “techo protector” el discurso mas eficiente políticamente de los últimos tiempos y los por venir. De la sinceridad de quien use ese discurso y su voluntad por hacer cosas por el bienestar general, dependerá el futuro de TODOS.
DEL DERECHO DEL TRABAJO AL DERECHO AL TRABAJO: Mentid siempre en las encuestas.
